10 leyes no escritas del buen fumador

Este decálogo reúne humor, ironía y algún matiz de verdad, a la luz de la experiencia de compartir un porro con amigos o conocidos. Este es apenas el inicio de detalles entre una extensa lista:

Arnold Swatzeneger fumando un porro
 


1) La persona que arma el porro, no importa de quien sea la hierba, lo enciende y da las primeras tragadas.

2) Si la persona lo arma bien, entonces vale la pena que él de algunas bocanadas más en honor a sus habilidades.

3) Si la persona que estuviera por encender el porro ya está muy colocada, se debe procurar otra persona para tal tarea, la denominada “primeras bocanadas”.

5) Si uno está fumando con alguien en su casa deberá dejar a disposición del invitado algún tipo de aperitivo. No se debe ser egoísta con la comida, ya que algún día uno también podrá precisar ese favor, que suele ser un gesto “desesperado” en ciertas ocasiones.

6) Nunca hay que reclamar sobre la calidad de la hierba de los otros. En verdad, si a uno no le gusta, lo mejor es no fumar.

7) Si un amigo ocasional o alguna persona allegada convida de su hierba, y consigue deslumbrar por su calidad, uno tiene la obligación “moral” de retribuir el favor algún no tan lejano día.

En caso de usar pipas, la persona que carga la herramienta para fumar, debe dar las primeras bocanadas. En este caso no cuenta bajo ninguna excusa quién es el dueño de la pipa.

9) Si uno le compra hierba a un conocido, lo más gentil es que uno arme un porro (el tamaño depende de la expectativa) para fumar con él.

10) Siempre hay que recordar de agradecerle a la persona que trae hierba enloquecedora. Para el caso que uno no esté en condiciones, sea por obra de los efectos colaterales, no cuesta nada agradecer más tarde. Puede parecer un gesto innecesario, pero la falta de educación siempre es una grosería que puede evitarse.

Firmado: Riot




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